domingo, 10 de julio de 2011

Escultura y poema "Autocombustión"





Ladrillos de construcción más o menos
fundidos en horno cerámico.

Ladrillos cocidos,
fundidos
y parcialmente
derretidos
muy por encima
de su límite de tolerancia,
incluso pasando
de los mildoscientosypico
grados
como
muchos de nosotros,
la mayoría,
incluso tras la máscara,
ardiendo
en este horno
que es la Vida,
fuego de la ilusión
del ego,
para elevarnos
en una espiral de cenizas
hasta la boca invertida
del volcán
de Dios

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