viernes, 29 de julio de 2011

Pintura y Poema "Aquella cocina, aquel tiempo"



Oleo sobre cartón



Década de los 80, este era el paisaje
que experimentaba
desde mi cocina interior
en una auténtica casa de artista
bajo el tejado
antes de que el velo negro
de la posmodernidad
arrasara con tantas ilusiones,
amores, proyectos y sobre todo
cándidas virginidades sobre nuestra
todavía natural ingenuidad.
Recuerdo
mi bloc de notas colgando de la puerta
sin teléfono,
las visitas de Alfredo Bikondoa
platos compartidos entre confidencias,
zen, símbolos y búsquedas del Ser,
mi taller milagroso a la vuelta
de una esquina
junto a la casa del Americano,
donde nací en una humilde cama,
y trabajo mucho trabajo,
libre juego descubríéndome
con el pretexto de la materia,
y el amor loco, y las amistades maravillosas,
y las noches de taller con el loco
de la colina,
y el paisaje de mi cocina
al que se asomaban a veces dos amables
criaturas
las dueñas de mi cueva de poeta,
y Raul Urrutikoetxea,
el amor de una de ellas, Amaia,
y como intercambiamos una escultura
y una pintura
bastante oscura, un puente, un viaducto,
tal vez premonición
de su viaje
siempre prematuro,
el tiempo, Dios del movimiento,
entonces viajaba
un poco más lento,
si, fue un tiempo de locos,
un hermoso, poético y amoroso
tiempo de locos
que bendigo
desde mi actual y desapegada
cocina interior.

miércoles, 13 de julio de 2011

Escultura y Poema "Fusión de Contrarios"








Arcilla roja cocida y un esmalte
absolutamente secreto.
También circula en bronce fundido
a la cera perdida.


Tras todos los vanos
o productivos intentos,
éxito, dinero, poder, fama,
una sóla
búsqueda inconsciente,
éxtasis, éxtasis, éxtasis
del encuentro
de las dos últimas almas
a las que todo lo visible,
tocable, audible y sensible
se puede reducir
es decir
tu y yo solos
y juntos ante el espejo
acto de amor
en el que el otro
es una oportunidad
de encontrarse
consigo mismo,
fusión de contrarios
en cada uno,
juntos
los dos, es mejor,
aunque uno sólo
también
puede, esa es la meta,
completarse.

domingo, 10 de julio de 2011

Escultura y poema "Autocombustión"





Ladrillos de construcción más o menos
fundidos en horno cerámico.

Ladrillos cocidos,
fundidos
y parcialmente
derretidos
muy por encima
de su límite de tolerancia,
incluso pasando
de los mildoscientosypico
grados
como
muchos de nosotros,
la mayoría,
incluso tras la máscara,
ardiendo
en este horno
que es la Vida,
fuego de la ilusión
del ego,
para elevarnos
en una espiral de cenizas
hasta la boca invertida
del volcán
de Dios