sábado, 10 de marzo de 2012

Esculturas para la vida







Antes de todo quiero expresaros que lamento estos meses pasados sin publicar en los Blogs, pero no me ha sido posible por circunstancias excepcionales. También la tardanza en publicar este artículo sobre Josu.



Hoy quiero hablaros de Josu Visa, a quien conocimos a comienzos del pasado otoño en Santa Cruz de Campezo. Estaba trabajando en una explanada junto a la ermita, con unos ayudantes. Tallaban un enorme tronco que iban vaciando en diferentes sectores para poder plantar en ellos flores y plantas para decorar aquel hermoso lugar. No era el primer tronco que dedicaba a este cometido, ya que las calles de Santa Cruz albergan otros muchos de este escultor. Aquí encontramos un ejemplo de lo que es arte para la vida, un arte para los ciudadanos en su deambular por las calles. Un arte para la ciudad humanizándola con la madera-elemento y con las flores y plantas, nuestras amigas y referente naturalístico. No es un arte de mirarse el ombligo sino un arte social que debiera ser reconocido y valorado justamente. El pueblo de Santa Cruz está en deuda con el trabajo y la generosidad de este artista y sus colaboradores y debería ser a su vez, generoso con esta actividad. Digo esto porque muchas veces el artista, sobre todo el popular, puede ser un comodín muy cómodo para las instituciones, el funcionariado y de hecho el público en general, ya que aporta arte y cultura a un precio nulo. No digo esto porque piense que a Josu le pase esto, ya que el no me lo ha manifestado, pero como perro viejo que soy, se que es algo que pudiera y no debiera ocurrir en el futuro. Sería entonces correcto que estas iniciativas fueran amparadas en forma de un contrato, acuerdo o función desde las instituciones municipales y provinciales. Josu trabaja muy bien la madera. No le asustan ni las grandes masas ni la motosierra para trabajarlas. Recuerdo, cuando estudié cerámica, que en Japón, los ceramistas tradicionales tenían el rango de "Museos de arte vivientes". Esta consideración, llena de respeto y de agradecimiento, y con implicaciones económicas y desde luego laborales por parte de la sociedad nipona, sin duda ayuda a mantener un arte realmente para la vida. Esto es lo que deseo para Josu y para aquellos artistas y artesanos que sirven con su trabajo, materialmente, a la sociedad. Respeto, reconocimiento, agradecimiento y compensación. Y os animo a que visiteis aquel bello pueblo y que pregunteis por Josu y su trabajo, que por otra parte contemplareis paseando por sus calles y rincones.